Las avispas chaqueta amarilla (o Véspula Germánica), son insectos muy sociales que viven formando colonias. Estas colonias están compuestas por reinas, obreras y machos. La ubicación del nido, generalmente, se encuentra a no menos de 400 metros de una fuente proteica y a no más de 1 kilómetro de una fuente de miel.

Tienen un extraordinario sentido de higiene dentro de su colonia, rechazando cualquier individuo con signo de enfermedad. Su organización se regula y se

defiende de extraños a través de potentes sustancias químicas (feromonas y venenos).

La agresividad aumenta en el otoño, ya que la avidez por sustancias azucaradas crece sustancialmente debido a la producción de machos y reinas. Por otro lado, la oferta ambiental decae en esta época, siendo éste el momento en que las avispas se comportan mas molestas. Esto tiene consecuencias importantes sobre la apicultura dado que en este periodo la actividad de las colmenas decae, quedando más indefensas.

Esta especie no almacena el alimento como ocurre en las abejas. Se ha comprobado que durante el forrajeo, las avispas son atraídas por otras de la misma especie a explotar una fuente de alimento. Este mecanismo, denominado facilitación social, permite la explotación de un rico recurso alimenticio de forma muy eficiente.

Dependiendo de los requerimientos energéticos y en qué etapa de su ciclo de vida se encuentren, estas avispas requieren principalmente fuentes proteicas

(primavera - verano) y carbohidratos o sustancias azucaradas (fines de otoño). Estos carbohidratos los obtienen principalmente de mieladas (exudados azucarados de pulgones) y de los frutos maduros o incluso en estado de descomposición.

Las proteínas las adquieren al predar sobre insectos restos de vertebrados y atacando agresivamente colmenas y ganado doméstico que presente heridas. Pueden nutrirse de alimentos concentrados de animales domésticos e incluso llegan a morder a las personas debido a la alta ingesta que requieren.