En Chile, el sistema de tratamientos de aguas residuales fue implementado el año 2000 a través del Decreto Nº 90 que regula el curso de aguas y superficiales al mar. En el caso de los residuos industriales, el 2002 apareció una norma que regula las descargas hacia aguas subterráneas mediante obras de infiltración.

El tratamiento de aguas servidas, en el caso de Chile es notable en términos de cobertura, porque hasta el año 2000, prácticamente, no había tratamiento de aguas servidas en las casas y en la actualidad sí, y en un 100 por ciento. El 2013 se logró la cobertura total. De esta forma en pocos años se hicieron muchas inversiones. Éste es el primer paso y la tarea recién comienza, ya que después hay que mantener lo desarrollado y los nuevos proyectos tienen que tener consideradas sus soluciones.

En las poblaciones rurales donde la gente trabaja con el sueldo mínimo esto es un gasto importante. Lo que ocurre es que la gente no paga por lo tanto las plantas quedan abandonadas. Eso es una realidad en las comunas rurales donde se han puesto plantas de tratamiento tradicional.

Los peligros para el medio ambiente en desechar estos residuos a los ríos tienen que ver con un fenómeno de degradación biológica de esa materia orgánica que fomenta la aparición de bacterias que quitan el oxígeno al agua, lo que puede ser muy perjudicial a la fauna y flora presente en los caudales de los ríos. Por otro lado, no llevar un adecuado tratamiento de estas aguas puede provocar enfermedades para el ser humano.